29 de julio de 2013

Proximidad

Proximidad es la palabra que cuadra mejor: el resto son sentires.
Son las pausas de mi propia respiración para escuchar la tuya.
Son las inflexiones de tu voz, o son los ecos de ella que siguen resonando.
La tensión suave de mis cabellos esperando tus manos. El aleteo de colibrí de mis pestañas casi presagiando que regresa el recuerdo de tu rostro tan cerca del mío en ese instante que precede al beso (Y no un beso corriente y sumatorio, sino aquel beso detenido, cuidadoso, delicado como besaría el Principito a su rosa). Parpadeo, y el presagio se cumple como cada día y noche, como cada vez. Y regresas cada vez acaso más corpóreo, más real mientras el tiempo sigue andando.
Definitivamente, Proximidad es la palabra. Dolorosa y extraña proximidad. Dolorosa per se, y extraña porque en el universo de los bles -tangible, mesurable, inconmovible y otros- sigues como siempre has seguido, a kilómetros luz, luces y millas de vuelo de aquí.

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